Los médicos explicaron que, aunque la condición no era común, Théo podría llevar una vida normal si recibía los cuidados médicos adecuados. Sin embargo, la noticia afectó profundamente a Thainá, quien llegó a sentirse culpable por la situación de su hijo, preguntándose si había fallado en algún aspecto durante el embarazo.
Con el tiempo, Thainá comprendió que no tenía el control absoluto sobre la perfección del cuerpo de su hijo y, junto a Eduardo, decidieron poner su fe en Dios. Llenos de esperanza, ambos comenzaron a orar pidiendo un milagro, creyendo que Dios podía darle un riñón a Théo, aunque no sabían cómo sucedería.
Después del nacimiento, los médicos confirmaron mediante un ultrasonido que Théo tenía solo un riñón. El bebé fue puesto bajo seguimiento de un nefrólogo y, a los cuatro meses, se le realizaron nuevos exámenes de imagen para evaluar su salud renal.
Durante una de estas ecografías, el médico preguntó por qué se hacía el examen, y la madre explicó el diagnóstico inicial. Para sorpresa de todos, el especialista informó que Théo tenía dos riñones: el segundo estaba en posición pélvica, lo que dificultó su detección en los exámenes anteriores.
El equipo médico explicó que es raro que un riñón pélvico pase desapercibido durante tanto tiempo, especialmente con exámenes específicos. El médico confesó que nunca había visto un caso similar, en el que un bebé naciera con un solo riñón y, meses después, apareciera el segundo.
Para los padres, este cambio en el diagnóstico fue un verdadero milagro de Dios. Hoy, Théo está sano y ya ha cumplido seis meses de vida, siendo motivo de alegría y testimonio para la familia.
Eduardo compartió su experiencia animando a otros padres a confiar en Dios y a no desesperarse ante las dificultades. “No sé cuál es el problema que estás enfrentando con tus hijos, pero pídele a Jesús, Él puede hacer un milagro. Vale la pena confiar en Dios”, expresó.
Este testimonio resalta el poder de la oración y la fe en el Dios que sigue obrando milagros hoy. La Biblia enseña que Dios es capaz de hacer mucho más de lo que pedimos o imaginamos, y la historia de Théo es una muestra viva de Su amor y poder.
Este caso inspira a muchas familias a no perder la esperanza y a buscar a Dios en medio de los desafíos, recordando que, para Él, nada es imposible. El milagro de Théo es un recordatorio de que la fe y la oración pueden cambiar cualquier diagnóstico y traer vida donde antes solo había incertidumbre.
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